¡Comienza el cole!

Y con él las obligaciones, los horarios, los deberes...

Los peques dejan de ser dueños de la mayor parte de su tiempo, de pronto se ven sometidos a un sinfín de retos emocionales: El estrés de cumplir con todo al día, la presión psicológica de estar a la altura de lo que se espera de ellos, la competición constante con sus compañeros de aula, la vulnerabilidad de exponerse ante los juicios del entorno...

Esta es una de las razones por las que el ocio es una actividad imprescindible en su día a día que les permita desconectar, desahogarse y... aprender! Pero de un modo sutil, en el que dicho aprendizaje no se dé por obligación sino por placer, pasando desapercibido para el niño, quien probablemente esté cansado de que le digan lo que hacer y entienda el concepto de aprendizaje como sinónimo de obediencia de aburrimiento.


Desde mi perspectiva, los niños son como esponjas en blanco, ávidos de beber de las experiencias, y todo aquello que le rodea en su desarrollo formará parte de este, como bloques de construcción recogidos del entorno que servirán para construir sus valores, motivación, habilidades, inteligencia emocional...


Como padres y educadores es nuestra responsabilidad filtrar con ojo crítico para facilitarles todo aquello que consideremos enriquecedor para su formación y alejar de ellos todo contenido que pueda resultar perjudicial y venenoso (como la violencia gratuita, la competitividad...) pero como sabemos que ser padre es un trabajo a tiempo completo que no suele dejar tiempo para investigaciones exhaustivas, se abre este blog con el objetivo de facilitar sugerencias interesantes que fomenten un desarrollo positivo.


Nuestra referencia principal en este proceso de selección es fomentar el amor y el respeto hacia toda forma de vida e impulsar la curiosidad, la cooperación y la ambición de superarse a uno mismo.

Todo estímulo, por sutil que parezca, puede crear un gran impacto a largo plazo.

"El simple aleteo de una mariposa puede cambiar el mundo"